Un cristiano anciano una vez le preguntó a un joven, ¿cuáles son sus planes al graduarse del colegio? Respondió el joven, bueno, pienso comenzar un negocio y ganar bastante dinero. El anciano preguntó, ¿entonces, qué? Bueno, dijo el joven, pienso casarme y tener una familia grande. ¿Entonces, qué? dijo el anciano. Bueno, quiero enriquecerme e involucrarme en la política. ¿Entonces, qué? fue la pregunta del anciano. Pues, ¡supongo que me envejezca y muera! Respondió el viejo otra vez más, ¿entonces, qué? Hubo silencio. El joven no había planeado su vida con bastante antelación.
Todos los cuerpos celestiales, las estrellas, el firmamento, la tierra y todos sus reinos no tienen el valor de ningún alma; porque el alma conoce ambos sí mismo y ellos, y ellos no conocen nada en absoluto.
Muchos prosigan a los deseos de la carne y viven de acuerdo con el principio del placer. Es sencillo, si algo les da placer, tiene que ser bueno. Si algo les es desagradable, tiene que ser malo. (?)
Pero, el placer es algo que por fin no puede satisfacer y darnos el gozo duradero.
El alma es espiritual. Somos creados a la imagen de Dios quien es espíritu. Por eso, a la raiz somos criaturas espirituales. Escencialmente, mi alma es mi propio yo.
El alma vale más que el cuerpo. Nos consuela, por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. El alma es una posesión divina. y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio. En fín, ¡el alma vale más que todo el mundo con todos sus riquezas!
minuto filosofico...no.

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